Indiana Jones y la administración digital
Algunas analogías de las películas del arqueólogo más famoso del cine para entender mejor como moverse en la administración electrónica
Cualquiera que haya vivido su infancia entre los 80 y los 90 (y a quien hayan enganchado sus padres con cine de aquellos tiempos) identifica a Indiana Jones como uno de los grandes aventureros del cine. El látigo, el sombrero y los misterios paranormales/arqueológicos del arqueólogo han divertido a un montón de personas durante estos cuarenta añazos. De hecho, para muchos, oir las seis notas (he oido por ahí que son seis, que yo no tengo oido) de la Raiders March (la marcha de los saqueadores) supone una mezcla de emoción y alegría despreocupada.
El cine de aventuras está lleno, como todas las obras artísticas, de una moral que nos enseñan de una manera imperecedera: la honestidad de la gente que hace el bien, compartir el conocimiento, lo malo que es intentar controlar un poder que no comprendes, etc. son enseñanzas infantiles que forman parte de esta y de otras muchas sagas.
Sin embargo, hay otro nivel un poco más profundo de mensajes, algunos anecdóticos, otros evidentes, y otros que requieren un poco de “adaptación” para hablarnos de otras cosas. Así que, aprovechando el estreno de la última peli protagonizada por Harrison Ford, no he podido evitar hacer una pequeña revisión de situaciones que me han servido alguna vez para explicar los procesos de cambio en las organizaciones públicas. Se que muchos podrían pensar al leer el título que iba a hablar de las aventuras casi mortales que muchas veces supone hacer un trámite, pero otra vez será… y además, ya sabéis que me gusta más compartir que criticar. Así que ahí van algunas lecciones del doctor Jones (el también era doctor de mentira, como dirían mis hijas)
No es fácil colar piedrecitas con oro.
La primera secuencia de Indiana Jones el protagonista quiere hacerse con un ídolo de oro en la selva. Delicadamente sustituye la estatuilla en su pedestal por un saco de arena de aparentemente el mismo peso (lo suponemos porque sopesa las dos y se da por contento). Aunque parece que la cosa acaba bien, en unos segundos la bolsita con piedras se hunde y una bola de piedra gigante persigue al arqueólogo para aplastarle. En pocas ocasiones una primera secuencia marca tan claramente el tono de un personaje y una saga de películas. Muchas veces las organizaciones tratan de sustituir valor por algo que se le parece pero no lo es (por ejemplo, la cita previa obligatoria). Sin embargo, ni las trampas de las sociedades indígenas ni la ciudadanía son tontos y saben que les están dando piedras por oro… otra cosa es que haya otros problemas que pasen por delante.
El postureo del sable.
Una de las mejores escenas de Indiana Jones en busca del Arca perdida es cuando, en una persecución por Egipto, nuestro héroe se encuentra con un espadachín bastante hábil que le amenaza con su diestro manejo de la cimitarra. Mientras el público está anonadado, el doctor Jones saca la pistola y rápidamente le pega un tiro, dejando tal exhibición en un ridículo bastante gracioso. Más allá del escatológico origen de la escena, me gusta pensar que el postureo, además de no aportar nada, es el camino más corto a hacer el ridículo. El señor de la espada posiblemente moriría igual, pero al menos no sería una escena tan graciosa si no se hubiera vanagloriado por nada.
Saber la verdad requiere analizar todas las caras de un problema.
En la misma película los nazis consiguen reconstruir un bastón que sirve para ubicar el Arca de la Alianza a partir de la cicatriz que tiene un agente de la gestapo tras agarrarla cuando estaba prácticamente al rojo vivo. Indiana Jones descubre que el bastón está mal porque el medallón tiene dos caras y en una de ellas incluye una corrección a la medida. Los nazis han utilizado solo una parte de la verdad (la que conocían) sin pensar si había algo más de lo que preocuparse. Si vamos a tomar decisiones, es conveniente asegurarse de que conocemos todos los elementos o acabaremos cavando en otro sitio.
Cualquier aventura que acaba bien, debe acabar en un archivo.
Al final de En busca del Arca perdida, tras las desventuras del Indiana y Marion, y de casi sucumbir el mundo a manos de los nazis, el arca acaba en un archivo federal. Cuando era pequeño me parecía descorazonador, pero por otro lado, lo bueno de los archivos es que sabes dónde están las cosas y luego buscarlas es mucho menos peligroso. Catalogar todo lo que haces en el desarrollo digital de una organización construye su propia memoria y genera el aprendizaje. Si lo hacían con el Arca de la Alianza, qué no podrían hacer con ese proyecto de sede electrónica que salió rana… y cuánto podemos aprender si lo miramos de vez en cuando.
Para ser tu mismo a veces te tiene que doler.
En El Templo Maldito Indiana Jones cae en manos de la secta Thug que, con un bebedizo hipnótico, le anula la voluntad, convirtiéndole en un esclavo (como a miles de niños). Sólo cuando Tapón, harto de decirle que es bueno y que está hipnotizado, le pone una antorcha en el costado, recupera la cordura. Es muy habitual encontrarse con organizaciones que entran en la complacencia (con la puntuación de algún rankin) y se olvidan de que hay mucho por hacer. A veces el dolor (o que te saquen los colores) hace que vuelvas a centrar las prioridades.
La X no marca el lugar, aunque a veces si.
En Indiana Jones y la Última Cruzada, el Doctor Jones explica a sus alumnos en clase que en realidad “la x nunca marca el lugar” en el que encontrar el tesoro. Un rato después, en una biblioteca de Venecia, encuentra la entrada a las catacumbas justo debajo de un número 10 romano, por lo que, en este caso, la X si marca el lugar. A veces recurrimos a estudios y análisis sesudos para detectar problemas en la gestión de servicios públicos que luego son más que evidentes y basta con preguntar, usarlos o pasarse por ahí para ver por dónde podemos empezar.
Las cosas son como son y no como nos han dicho que tienen que ser.
De nuevo en Indiana Jones y la Última Cruzada, la última prueba para lograr el Grial es elegir el correcto entre varias opciones. El primero en elegir coge un cáliz del tipo que hemos visto en múltiples cuadros, dorado, con piedras preciosas y todo eso… con el resultado que suelen tener casi todos los villanos de Indiana Jones: muerte dolorosa por mal uso de artefactos arqueológicos. Indiana dice “esa es la copa de un carpintero” y coge una de madera bastante gastada y acierta. En un mundo como el digital, entre gurús, expertos, consultoras y reportajes periodísticos no va a faltar quien te diga cómo desarrollar la estrategia digital y conseguir fama y gloria. La verdad es que muchas veces encuentras que las administraciones montan su estrategia por lo que les dicen (hay que hacer “apps”, "smart cities”, “metaversos”, “blockchain”) sin hacer una reflexión de cuál es el problema que pretenden resolver, con un resultado igual de funesto que cuando manejas mal un artefacto arqueológico.
Construye tu identidad a partir de lo que te gusta.
Al final de la tercera entrega se descubre que Indiana Jones (al que su padre llama insistentemente Junior") cogió el nombre de su perro (que además, es el nombre del perro que tenía George Lucas cuando era niño). Indiana Jones ha elegido el nombre artístico del perro al que quería, se ha quedado con el sombrero del primer “saqueador de tumbas” al que se enfrentó y también se hizo a llevar el látigo a raíz de esa escaramuza. La identidad icónica de Indiana Jones lo es porque ha elegido cosas “improbables” (quien va en el siglo XX con un látigo y un fedora) con lo que le gusta, y eso le hace único. Una identidad digital como la que buscan las Administraciones es fruto de lo mismo; una mezcla de lo que les une emocionalmente y lo que les funciona para conseguir lo que necesitan.
Los proyectos requieren alma.
Después de muchos años de silencio Indiana Jones volvió con El reino de la Calavera de Cristal. La peli lo tenía todo: Indiana, látigo, Marion, viajes en el mundo con mapas sobre-impresionados, compañeros insólitos, villanos carismáticos y rivales totalitarios (en este caso soviéticos en vez de Nazis). Y sin embargo, teniéndolo todo, la peli no tenía ese alma que nos enamoró. Ahora bien, unos años antes un videojuego Indiana Jones and The Fate of Atlantis, sin ser una película nos enamoró a todos los que lo jugamos, convirtiéndolo de facto para muchos (entre los que estoy) en la auténtica cuarta entrega de la secuela. Da igual que sea cine, da igual que pongas todos los elementos que han funcionado: si no pones el alma en la historia que cuentas, no vas engañar a nadie. Un proyecto digital requiere que le importe realmente a quien lo lleva, si no, puedes ponerlo todo, y sin embargo no llegar a enamorar.
Son las aventuras lo que nos hace divertirnos.
Cuando era pequeño, las partes en las que Indiana Jones no llevaba sombrero, es decir, cuando estaba en la universidad, me parecían relleno. Creo que si me hubieran preguntado, habría optado por ver las películas saltándome esas partes. Ahora diría que no están mal y que eran necesarias, pero todos sabemos que lo que nos gustan son las aventuras de Indiana Jones, no las clases del Doctor Jones. Sin embargo, lo que hace de verdad más icónico a Indiana Jones que tipos como James Bond o Ethan Hunt es precisamente ese toque de persona corriente. Las personas corrientes podemos correr aventuras y lograr grandes hazañas y, de hecho, es lo que hace que la vida valga la pena. Compensa coger el gorro, el látigo e ir a buscar algo que es realmente importante, porque si no lo hacemos nosotros, lo harán otros y, posiblemente, no lo harán igual.
Hay muchas otras cosas que aprender, pero en algún momento tengo que parar y creo que estas 10 están bien. Espero que te hayan servido y que, si te gustan, compartas esto (y si no te gusta, pues lo siento… cuéntame qué es lo que no, que seguro que algo aprendo).
Yo mientras, tengo una cita esta semana con Indiana.
¡Gracias Sergio, muy inspirador!
Si me permites, se me viene a la mente cuando, en la tercera película, Indiana Jones tiene que entrar donde está el Santo Grial y se repite a sí mismo "Solo el creyente pasará, solo el creyente pasará..." Si no te crees que la Administración electrónica debe ser una realidad, fácil para el ciudadano, útil para el empleado, generadora de datos que sirvan para la gestión y la transparencia, acabarás como los esbirros que intentaban entrar en busca del Grial y se quedaban... sin cabeza ;)
Muy evocadora la entrada y muy bien traída en estos días de estreno de la nueva peli de la saga. Espero que después de verla saques alguna enseñanza sobre la administración digital... y nos la cuentes ;)